28 junio, 2013

UNA MIRADA HACIA UN GÉNERO QUE VUELVE

La lana, ese elemento tan autóctono y que trae recuerdos de la infancia, está volviendo a posicionarse como uno de los elegidos de los diseñadores. Esta temporada se pudo ver en las pasarelas argentinas. Renovada, con las últimas tecnologías disponibles o en su forma más básica, este clásico regresa y es  tendencia.
Lucía Belaustegui es una diseñadora oriunda de Curuzú Cuatiá, Corrientes (una ciudad que se destaca por su producción de lana). Fue elegida por el  observatorio de tendencias del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para participar  de un programa de capacitación en diseño llamado “Las cosas del que hacer a orillas del Paraná”.  Y junto a tres diseñadores de distintas provincias, formó parte de la Semana de la moda de Buenos Aires (BAF week), el marzo pasado.


Ella cuenta que empezó a experimentar con la lana como su componente principal en sus diseños por pura necesidad.  Era un material que conocía bien porque en su ciudad se trabaja bastante, pero fue cuando tuvo que hacer una mini colección para un festival de moda en su provincia, que por falta de tiempo y  capital decidió utilizar este género.
Su forma de utilizar la lana es muy natural, no está hilada (usa el vellón). Elige hacerlo de esta manera porque al no estar tan intervenida, la fibra se comporta como lo hace en el animal, y mantiene ese volumen característico que tanto llama la atención. Otra característica muy importante es que todo lo que produce lo hace artesanalmente, en Corrientes no hay infraestructura industrial, por lo tanto  todo está hecho a mano y esto genera que cada prenda que hace sea única en su tipo.



 “Las prendas de Lucía Beláustegui tienen su inspiración principalmente en elementos de la naturaleza y las formas orgánicas. La combinación de estéticas y tipologías rurales y urbanas es otra de las líneas conceptuales que me diferencian". En su colección mezcla lo rural y citadino, los materiales naturales como la lana con los materiales sintéticos e industriales, el jersey con la gasa, lo cotidiano con lo que no lo es, lo suave y lo rígido.





Su primera colección completa fue la que realizó para la Semana de la Moda, a la que llamó “Cabalgatas Peregrinas”. Para ella tomó inspiración de una historia muy personal (es la primera vez que se inspira en su propia historia además de en su provincia). Habla de unas cabalgatas que se hacen en una peregrinación que van desde el sur al norte de Corrientes para ver  la virgen de Itatí y recuerda a su padre viajando en estas peregrinaciones. La utilización de colores neutros a lo
largo de su colección se debe a que no usa tinturas químicas para la lana.







Con respecto a la comunicación y comercialización de sus prendas, la diseñadora comenta que la mayor parte de sus productos (no solo vende ropa, también se destaca por sus mantas de lana, y hace todo tipo de objetos, desde accesorios hasta decoración para el hogar) los comercializa por el boca en boca. La parte más masiva de sus ventas la realiza en eventos que hizo con el instituto de cultura de su provincia  y el INTI.
Para los diseñadores de las provincias, internet juega un rol muy importante en la comercialización y para darse a conocer. Ella actualmente cuenta con Facebook y está considerando hacerse una página propia o juntarse con otros diseñadores que trabajan como ella para vender por internet. El problema que tiene es que al ser todo artesanal y hacho a mano no se maneja con grandes cantidades, lo que le dificulta a la hora de vender masivamente, pero que a la vez eso forma parte de su identidad como marca. A corto plazo, su objetivo es seguir difundiendo la marca en diferentes muestras y ferias y, poder así, a mediano plazo, lograr encontrar puntos de venta.
Hablando del futuro de la industria lanera, la diseñadora dice que hace varios años que está viendo un regreso de la lana. Se está revalorizando. También tiene que ver con la concientización por el cuidado del medio ambiente y el querer cuidar la naturaleza.  Una prenda de lana tiene cualidades que no las tiene otro tipo de tejido más artificial, tanto en la textura, la utilidad que se le puede dar y la duración de su vida útil. También nota que la reinserción de este material genera un sentimiento especial en el público, da ganas de tocarla, trae recuerdos.


Lucía forma parte de esta nueva generación de diseñadores que buscan en la lana una identidad. Y con un mercado que parece recibirlos con los brazos abiertos, solo se puede esperar que el antiguo oficio de las tejedoras vuelva a aparecer reciclado y renovado, con nuevas propuestas creativas y sustentables.

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