La
lana, ese elemento tan autóctono y que trae recuerdos de la infancia, está
volviendo a posicionarse como uno de los elegidos de los diseñadores. Esta
temporada se pudo ver en las pasarelas argentinas. Renovada, con las últimas
tecnologías disponibles o en su forma más básica, este clásico regresa y es tendencia.
Lucía
Belaustegui es una diseñadora oriunda de Curuzú Cuatiá, Corrientes (una ciudad
que se destaca por su producción de lana). Fue elegida por el observatorio de tendencias del Instituto
Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para participar de un programa de capacitación en diseño
llamado “Las cosas del que hacer a orillas del Paraná”. Y junto a tres diseñadores
de distintas provincias, formó parte de la Semana de la moda de Buenos Aires
(BAF week), el marzo pasado.

Ella
cuenta que empezó a experimentar con la lana como su componente principal en
sus diseños por pura necesidad. Era un
material que conocía bien porque en su ciudad se trabaja bastante, pero fue
cuando tuvo que hacer una mini colección para un festival de moda en su
provincia, que por falta de tiempo y
capital decidió utilizar este género.
Su
forma de utilizar la lana es muy natural, no está hilada (usa el vellón). Elige
hacerlo de esta manera porque al no estar tan intervenida, la fibra se comporta
como lo hace en el animal, y mantiene ese volumen característico que tanto
llama la atención. Otra característica muy importante es que todo lo que
produce lo hace artesanalmente, en Corrientes no hay infraestructura industrial,
por lo tanto todo está hecho a mano y
esto genera que cada prenda que hace sea única en su tipo.
“Las prendas de Lucía Beláustegui tienen su
inspiración principalmente en elementos de la naturaleza y las formas
orgánicas. La combinación de estéticas y tipologías rurales y urbanas es otra
de las líneas conceptuales que me diferencian". En su colección mezcla lo
rural y citadino, los materiales naturales como la lana con los materiales
sintéticos e industriales, el jersey con la gasa, lo cotidiano con lo que no lo
es, lo suave y lo rígido.
Su
primera colección completa fue la que realizó para la Semana de la Moda, a la
que llamó “Cabalgatas Peregrinas”. Para ella tomó inspiración de una historia
muy personal (es la primera vez que se inspira en su propia historia además de
en su provincia). Habla de unas cabalgatas que se hacen en una peregrinación
que van desde el sur al norte de Corrientes para ver la virgen de Itatí y recuerda a su padre
viajando en estas peregrinaciones. La utilización de colores neutros a lo
largo de su colección se debe a que no usa tinturas químicas para la lana.
largo de su colección se debe a que no usa tinturas químicas para la lana.
Con
respecto a la comunicación y comercialización de sus prendas, la diseñadora
comenta que la mayor parte de sus productos (no solo vende ropa, también se
destaca por sus mantas de lana, y hace todo tipo de objetos, desde accesorios
hasta decoración para el hogar) los comercializa por el boca en boca. La parte
más masiva de sus ventas la realiza en eventos que hizo con el instituto de
cultura de su provincia y el INTI.
Para
los diseñadores de las provincias, internet juega un rol muy importante en la
comercialización y para darse a conocer. Ella actualmente cuenta con Facebook y
está considerando hacerse una página propia o juntarse con otros diseñadores
que trabajan como ella para vender por internet. El problema que tiene es que
al ser todo artesanal y hacho a mano no se maneja con grandes cantidades, lo
que le dificulta a la hora de vender masivamente, pero que a la vez eso forma
parte de su identidad como marca. A corto plazo, su objetivo es seguir
difundiendo la marca en diferentes muestras y ferias y, poder así, a mediano
plazo, lograr encontrar puntos de venta.
Hablando
del futuro de la industria lanera, la diseñadora dice que hace varios años que
está viendo un regreso de la lana. Se está revalorizando. También tiene que ver
con la concientización por el cuidado del medio ambiente y el querer cuidar la
naturaleza. Una prenda de lana tiene
cualidades que no las tiene otro tipo de tejido más artificial, tanto en la
textura, la utilidad que se le puede dar y la duración de su vida útil. También
nota que la reinserción de este material genera un sentimiento especial en el
público, da ganas de tocarla, trae recuerdos.
Lucía
forma parte de esta nueva generación de diseñadores que buscan en la lana una
identidad. Y con un mercado que parece recibirlos con los brazos abiertos, solo
se puede esperar que el antiguo oficio de las tejedoras vuelva a aparecer
reciclado y renovado, con nuevas propuestas creativas y sustentables.
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